Entre rio y gran salar

! Qué río !
Esta mañana, viernes, los equipos salieron desde Abra Pampa para llegar hasta Susques, final de esta 3a etapa larga de 319km. Todavía asombradas por la magia del Altiplano, las Roses tuvieron que afrontarse a la arena de un inmenso río. Las pilotos lo pasaron genial, pero las copilotos menos…
Aquí están en Susques, con su calle principal, su iglesia, su bar y sus dos albergues… Una atmósfera de fin del mundo donde es fácil imaginar a un gaucho con sus espuelas entrando en un saloon bajo la mirada de Jolly Jumper. Las Roses atravesaron una zona donde reinan los cactus y donde el altímetro indica un promedio de 3600m. Chile se encuentra a pocos kilómetros hacia el oeste y si uno sigue rumbo al norte no tardará en llegar a Bolivia. Los enamorados de los grandes espacios encontrarán un paraíso semejante al Far West. Susques, es una ciudad que uno no olvida. Una conclusión perfecta para esta maravillosa 3a etapa del Trophée Roses des Andes, marcada por el primer salar de la aventura, las « Salinas Grande ».
Durante el briefing de la mañana, el director de carrera Jean-Jacques Rey las avisó: « No pierdan tiempo » durante la etapa del día larga de 319km sobre pistas en el corazón del Altiplano (alta meseta). Un recorrido donde hoy tuvieron que demostrar su dexteridad con el road-book y la brújula en la mano, a fin de no caer en las trampas de navegación particularmente exigente. Lanzadas en la competición, las Rosas encontraron ya el espíritu del rally-raid. « Durante el día, permanecemos muy concentradas, nos cuentas las dos amigas Carole y Emilie (101). ¡No escuchamos música y nuestras conversaciones hablan de carrera, de muchas direcciones y de muchos kilómetros! »
Instrucciones para coger atajos
A fin de ganar algunos metros, las participantes han tenido que convertirse en expertas para coger atajos. Las hermanas Laura y Sarah (equipo 16) han desarrollado una técnica muy avanzada. « Primero, nos paramos, cuenta Sarah. Luego subimos al techo del vehículo y miramos la dirección y la siguiente. Analizamos el terreno a fin de evitar tramos complicados donde podríamos pinchar una rueda, miramos el polvo que hacen los otros coches y la dirección del viento. ¡Luego caminamos, a veces mucho hasta que Sarah me dé la señal y diga vamos! » Este dúo tuvo que repetir esta operación decenas de veces.
Un río de infierno
Durante todo el día, han tenido que demostrar su capacidad de elegir la buena dirección y su dexteridad atrás del volante. Un inmenso río de 500 metros de ancho y largo de más de 20km, ubicado a la mitad del recorrido. Todas están de acuerdo, fue un encanto para las pilotos y una pesadilla para las copilotos. Electrizadas por la arena, las participantes salieron en todas direcciones, con resultados diversos. Las chicas de Quebec, en concreto de Trois-Rivières, Isabelle y Sylvie (equipo 3), salieron en 61a posición esta mañana, y volvieron a coger confianza. « Todo ha ido muy bien en el río, exultó el dúo. No quedamos ni una vez atascadas, no perdimos ningún CP. ¡Salimos de allí muy animadas! »
Para Caroline y Laurie (equipo 93), al contrario el río quedará gravado en sus memorias por razones más… arenosas. « Seguíamos nuestra dirección, cuenta Caroline. ¡Pensábamos que la arena era lo suficiente dura hasta que de repente nos encontramos atascadas hasta la mitad de los neumáticos! Primero, intentamos salir de allí las dos con nuestras palas en las manos, pero a 3500m uno se cansa rápidamente. Otros dos equipos vinieron a ayudarnos y después de una hora y de 4 intentos conseguimos salir. Al salir, olvidamos de encender las luces y entonces recibimos una penalidad. » Una sucesión de eventos difíciles para estas dos Rosas, que aun así mostraron su más bonita sonrisa en la línea de llegada. Este relato resume perfectamente lo que es parte del ADN del Trophée Roses des Andes. Vencer obstáculos y avanzar juntas.