Mot de passe oublié ?

Vous allez recevoir un email avec vos nouveaux identifiants de connexion.
Pensez à vérifier vos spams ou à nous contacter via l'adresse suivante : presse@trophee-roses-des-andes.com.

Télécharger le communiqué de presse
 

Una final extraordinario

La mítica etapa maratón se acaba hoy en Salta. Después de 48h en autonomía, las Rosas volvieron a la civilización después de una etapa totalmente fuera de lo común. Se acabaron las pistas, pero todavía les quedan buenos momentos por vivir juntas.

Ayer, en el briefing de San Antonio de los Cobres, las Rosas sabían que salían a vivir el final del espectáculo y a vivir los últimos momentos fuertes deportivos del Trophée Roses des Andes. Jean Jacques Rey, emocionado, les había avisado: “Abrir bien los ojos, para ver lo que os espera”. Esta mañana, bajo el arco de llegada, la emoción exploto: los superlativos y las lágrimas de felicidad estaban a la altura del esplendor de lo que habían vivido las participantes ayer.

No hay palabras para describirlo…

En cuanto a los paisajes, el panorama supero las expectativas de las Rosas. Julien, el Director deportivo de la Carrera, el cual dibujo los trazados, les dio unas pinceladas de lo que les esperaba: para esta edición aniversario, propuso un sinfín de diversos paisajes. En cuanto a las subidas, todavía quedaban tres desfiladeros a más de 4000 metros de altitud a pasar, los cuales conducían a salares sin fin, como el perímetro del Rincón de unos 40 km o sectores con pistas impuestas donde los vehículos se encontraban como puestos en el techo del mundo. De una página a otra del road book, pasaban de estrechas pistas a laderas de montañas situadas encima de alfombras de alta vegetación amarilla, a pistas planas de arena blanca, las cuales todas las Rosas adoraron en el PK 190.3. Después del Tolar Grande, subió de una grado la dificultad con la entrada en El Campo del Diablo, una inmensa sucesión de cañones rojos en el corazón del cual los vehículos serpenteaban antes de atravesar el lago rojo por una pista principal que conducía de nuevo a otro salar. Era aconsejable no tardar, el timing del maratón les obligaba a avanzar. Y si la luz del atardecer les dio un toque de presión a las competidoras, exalto también el final de un recorrido magnifico. Para terminar, una perfecta línea recta de más de 22 kilómetros, les llevaba hacia el pueblo de Pocitos y un salar entre montañas doradas por la increíble puesta de sol. Difícil de explicar con palabras o fotos estos momentos vividos, durante los cuales las participantes no olvidaban en ningún momento la competición.
¡Operación cortar-cortar!

Este domingo, en efecto, varios equipos intentaron cortar, para ganar algunos kilómetros: el cuarteto 128/106/82/39 desde el panel “Catua” en el PK68, los vehículos 88 y 129 después del CPV6. Carolina y Karine (equipo 99), buscaban a confirmar su 1er puesto en la clasificación general intentaron un corte muy audaz bajando hacia el salar Rincón. Vimos también la formidable Francesca y su piloto (equipo 129) en su 4×4 marrón, fintando en varios tramos para ganar sus puestos perdidos. El trazado que alternaba entre partes difíciles y rocosas y largas pistas planas, no era muy complicado en cuanto a navegación y los equipos se divirtieron arriesgando, sobretodo en la orilla de los salares o en las zonas muy deportivas a nivel de pilotaje, como los equipos 53, 10 y 47 en la casilla 56 del road book. Sin embargo, se portaron bien en los sectores donde el fuera de pista era prohibido. Después de este lindo día de competición, los participantes llegaron a tiempo para saborear el ambiente singular de Santa Rosa de los Pastos Grandes, el pueblo aconsejado, para pasar la noche, conocido por su hospitalidad con el Trophée Roses des Andes.

Juntas con un vaso de vino, cerveza o de champan, las participantes se contaron su primer día de maratón. Elisabeth, del equipo 33, retenía las lágrimas recordando todas las sensaciones vividas. Carole y Virginie (equipo 136) entusiasmadas por todos los paisajes por los que habían pasado, no se olvidaban de su posición en la clasificación. Normal para dos deportistas ((jugadoras de balonmano), viendo su evolución regular desde el principio de la carrera: 55° en el warm-up, después 44°, 15° y por ultimo 8° ¡tenían la esperanza de estar entre las cinco primeras! Christine llamada “kiki”, la piloto del equipo 94, la cual vivió mal la altitud, hacia sin embargo una retrospectiva positiva de lo que le había aportado los rally (había ya hecho dos, de los cuales el Roses de los Sables, en Marruecos). Ejemplo de una vida de mujer y de madre bien llena, esta antigua cirujana-ginecóloga le encanta lanzarse en estos desafíos, siempre disfrutando con su copiloto Laurence. Fue así el momento del balance bajo un buenísimo ambiente y con música alrededor de una hoguera. La noche que tuvieron en el colegio del pueblo fue un poco fría, y llena de sorpresas para las inseparables (y divertidísimas…) equipos 110 y 56, Karine, Emilie, Audrey y Virginie (ver “en los ojos de las reinas del vivac”).
Final nostálgico de la etapa maratón.

La última parte se hizo suavemente hasta el arco de llegado en San Antonio de los Cobres. Saliendo a las 7:30, las primeras participantes pasaron por debajo del arco antes de las 9:00 para disfrutar de los últimos kilómetros de pista y del último desfiladero 4700 metros al amanecer. Los 4×4 llegaron en pequeños grupos, llenas de entusiasmo y emocionadas. Mención particular al equipo canadiense 19, el cual puso a todo volumen el tema “We are the Champion” antes de declararse a su amiga y copiloto “¡Te quiero Sophie, felicidades mi amiga!” grito Manon bajo los aplausos (y a veces entre lágrimas) de la Organización. El momento fue particularmente intenso y las lágrimas mezcladas de orgullo, de gratitud, de cansancio y de nostalgia fueron contagiosas. Gran emoción para Nathalie, que supero su mal de altitud, muy orgullosa con su compañera Caroline (equipo 45), para Isabelle y su hija, orgullosas de su dúo madre/hija (equipo 83). Al igual que las Canadienses, Calorina del equipo 6 que lloraba sin parar, alegre que los problemas del sábado se hayan acabado, y para Lucie e Isabelle (equipo 29) las cuales tuvieron que resaltar que esas lagrimas eran de alegría. Después de esta pausa intensa y de la de posar delante de los fotógrafos oficiales del rally, todas tuvieron que conducir hasta Salta, a 130 km de allí, con el fin de preceder a hacer el Check-out de los vehículos y a disfrutar de una buena cama (¡una buena ducha!) del Sheraton.